Llegó el día que tanto temía,
recibí la llamaba que anunciaba tu partida.
Pude haber hecho más,
pero me quedé en silencio,
esperando lo que precedía.
Te escribo las palabras
que por cobardía escondía;
lamento que te hayas ido
sin una despedida.
He olvidado los recuerdos
que en el pasado te compartía,
se fueron contigo
porque yo no los guardaría.
Te agradezco por el cariño y la compañía,
me enseñaste con sinceridad
lo un “te quiero”, valía.
Dedicado a un ser humano excepcional, que era sinónimo de perseverancia y amor. Jamás pensé en escribir estas palabras; es mi forma de decirle adiós, y lo mucho que atesoraré haberlo conocido.
-María Sofía de Lourdes.
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